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Pediluvios: Más vale prevenir que curar

Por Gonzalo Ojeda

Product Manager de Salud & Bioseguridad Animales Mayores

Como bien sabemos, los pediluvios son un componente integral y a la vez clave para el control de las patologías podales. La aplicación tópica de antibacterianos, tales como sulfato de cobre, formalina, compuestos de zinc, amonios cuaternarios, glutaraldehídos y otras combinaciones de desinfectantes, han demostrado ser de gran ayuda para el control y la prevención de la dermatitis interdigital y otras patologías.

El buen diseño y la frecuencia del pediluvio, es clave para lograr controlar enfermedades de tipo infeccioso de manera eficiente, y a un costo adecuado.  En ese sentido, es importante considerar que el diseño de éste, debe permitir y asegurar la adecuada transferencia del antibacteriano a las patas, cuando la vaca camina a través del pediluvio, y a su vez optimizar el volumen y la duración de la solución que se utilizará del pediluvio

¿Cuáles son las dimensiones ideales del pediluvio?

El pediluvio que se encuentra más comúnmente alrededor del mundo, está diseñado con una capacidad de 190 litros, con 15 cm de profundidad, 196 cm de longitud y 91 cm de ancho. Sin embargo, estas dimensiones no son recomendables, ya que su longitud no permite transferir las sustancias químicas de manera efectiva y homogénea en cada miembro de la vaca. En ese sentido, es común ver en pediluvios de esa longitud que las patas traseras toman contacto solo una vez con la solución, mientras las delanteras se sumergen en dos oportunidades.

Investigaciones realizadas en la Universidad de Wisconsin, muestran que para que ambas patas traseras se sumerjan por lo menos dos veces en el pediluvio, este necesita tener un mínimo de 3 metros de longitud (Gráfico 1). Otros estudios también han demostrado que entre más largo el pediluvio, se mejora el control de las patologías podales infecciosas, independiente del producto que se utilice. Sin embargo, la desventaja de incrementar la longitud del pediluvio, es que el volumen y la cantidad necesaria de la solución a utilizar aumenta si no cambiamos las otras dimensiones.

Otras investigaciones también han demostrado que el ganado tolera de buena forma pediluvios más estrechos (51 cm), siempre y cuando las paredes estén inclinadas, permitiendo además controlar y disminuir el volumen final de solución a utilizar.

En ese mismo sentido, otras investigaciones demostraron que las vacas son capaces de tolerar escalones relativamente altos (25 cm), lo cual permite retener más solución, y a su vez reducir pérdidas al hacer que los pasos de la vaca sean más cortos, mejorando con ello número de inmersiones. Por otro lado, con un escalón de 25 cm, podemos llenar pediluvios a una profundidad de 8 a 10 cm y aún tener suficiente solución, cuando la última vaca pase a través de él.

En resumen, la Universidad de Wisconsin recomienda un pediluvio de 3.7 m de longitud, 61 cm de ancho con un escalón de 25 cm, el cual lleno hasta los 9 cm contendrá 203 litros de solución (cantidad similar a la que utilizan la gran mayoría de los pediluvios más cortos). Se sugiere además que las paredes estén inclinadas y con una altura de 1 metro. Este diseño promoverá el flujo de vacas a través del pediluvio y reducirá la defecación.

¿Dónde ubicar pediluvio?

Habitualmente, se recomienda ubicar los pediluvios en la salida de las salas de ordeño, teniendo siempre la preocupación de que el flujo de movimiento de los animales no esté comprometido. En este sentido, e independiente del lugar en que se ubique el pediluvio, es importante que este espacio tenga la capacidad de desviar las vacas alrededor del mismo (pasillo de trasferencia). Esto permitiría que los días en que no se utilice el pediluvio las vacas no caminen por este.

Finalmente, es clave que junto a los pediluvios exista un área de preparación, donde se pueda mezclar y transferir la solución, tomando siempre en cada preparación las medidas de protección y seguridad necesarias para los operarios.

Ventajas y desventajas de utilizar un pediluvio de lavado

Una práctica comúnmente utilizada, es adicionar otro pediluvio con agua previo al que contiene solución desinfectante. Esto tiene como objetivo, la estimulación de la defecación en el pediluvio de lavado, antes de que en el de tratamiento, consiguiendo con ello que la pezuña se encuentre limpia antes de entrar al que contiene el desinfectante. Sin embargo, es difícil de creer que una sola inmersión en agua limpie de manera significativa la pata de la vaca, antes de que entre al pediluvio de tratamiento. En ese contexto, no existe evidencia de que un pediluvio de lavado mantenga al de tratamiento más limpio. De hecho, algunos trabajos sugieren que la presencia de un pediluvio de lavado en frente de uno de tratamiento, aumenta la contaminación con material fecal en el pediluvio de tratamiento.

El uso de un pediluvio de lavado, tiene otros problemas importantes. Uno de ellos es que cuando se ubica inmediatamente junto al pediluvio de tratamiento es posible que se mezclen entre sí, diluyendo la solución y reduciendo potencialmente la eficacia del producto utilizado.

¿Qué productos debo utilizar?

La formalina es uno de los productos más utilizados para la desinfección de pezuñas. La concentración de uso suele oscilar entre el 4 y el 6%, lo que supone unos 8 - 12 litros para rellenar un pediluvio de 200 litros. El sulfato de cobre es también muy efectivo en concentraciones del 4-7%, aunque es altamente contaminante para el medio ambiente.

Hoy en día existen combinaciones de productos como VIRUCLIN®, que permiten un manejo sencillo del pediluvio, con un menor riesgo para el personal que manipula los productos, y a su vez con una concentración que permite disminuir la cantidad de residuos plásticos generados al año. Esta es una combinación desinfectante espumante para pediluvios en base a glutaraldehído, amonio cuaternario y formalina. Posee un amplio espectro y acción inmediata, que actúa sobre una amplia gama de microorganismos tales como virus, bacterias, hongos y levaduras. Su capacidad de generar espuma le otorga mayor efectividad, penetración y efecto residual, lo que le otorga una alta eficacia para el control de patologías podales de tipo infeccioso, disminuyendo con ello la prevalencia de vacas cojas en el rebaño (Grafico 2). Esto además, genera una menor cantidad de envases utilizados.

¿Cuántas vacas pueden pasar por el pediluvio, sin afectar su eficacia?

Está claro que mientras más limpias lleguen las pezuñas al pediluvio, la solución contenida será eficaz por más tiempo, esto debido a la materia orgánica inactiva de la gran mayoría de los desinfectantes utilizados.  Es por ello, que se recomienda cambiar la solución desinfectante cada 200 animales o una vez al día, si no se alcanza ese número de animales. En el caso de productos que contengan formalina, las recomendaciones de recambio son cada 300-320 vacas.

¿Cuál es la frecuencia de utilización?

Esta es una pregunta difícil de responder, ya que aquí influyen diferentes variables, unas de tipo ambiental, así como otras propias de rebaño (prevalencia de enfermedades, número de animales, tipo de lesión, etc.), por lo que el veterinario especialista debiera ser el más indicado para responder dicha pregunta.

No obstante, 4 ordeños cada semana es considerada una adecuada recomendación inicial que permite hacer ajustes dependiendo de los resultados obtenidos.

En casos en que la incidencia de dermatitis digital se vea incrementada, es probable que sea necesario aumentar la frecuencia de los pediluvios, llegando a ser necesario en algunos casos el uso diario por las dos primeras semanas del inicio del tratamiento, para ir descendiendo paulatinamente hasta conseguir un buen control de la patología.

Finalmente, la recomendación básica es mantener un adecuado despalme de pezuñas, un buen manejo nutricional, buenos caminos y accesos a la sala de ordeña, así como evitar que los animales estén prolongado tiempo de pie. Todas estas son medidas que contribuyen enormemente a la prevención y control de las diferentes patologías podales.

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